miércoles, 4 de septiembre de 2013

El misterio del sueño

¿Alguna vez os habéis preguntado por qué dormimos? ¿Qué mecanismo hay oculto tras esa función de fácil apariencia pero indispensable en nuestro cerebro? Veamos entonces paso a paso qué sucede durante el sueño.

La transición del estado de vigilia al sueño está constituida por el adormecimiento, una desconexión progresiva del ambiente externo que nos rodea. En esta transición es de gran importancia el papel del tálamo que, durante el sueño, actúa bloqueando los estímulos procedentes del mundo exterior.  Son tres los factores que nos incitan a tumbarnos en un lugar cómodo, cerrar los ojos y echar una cabezadita: el factor vigilancia, el factor circadiano y el factor homeostático.
Antes de analizarlos más a fondo, debemos tener en cuenta que existen en nuestro cerebro cuatro centros nerviosos que regulan el estado de sueño y de vigilia: el sistema reticular activador (SARA), el sistema hipotalámico del sueño, el sistema generador del sueño REM y el reloj circadiano supraquiasmático. El sistema reticular activador (SARA) es responsable del estado de vigilia, dependiendo de si está activo o no, estaremos despiertos o dormidos respectivamente. El sistema hipotalámico del sueño actúa al contrario. Estará activo durante las horas de sueño, y apagado mientras estemos despiertos. El reloj circadiano regula estos dos sistemas, interviene activando el primero e inhibiendo el segundo durante las horas de luz, y realiza la acción opuesta durante las horas de noche. El sistema generador del sueño REM tiene la función de regular el ciclo de sueño REM y sueño No-REM que veremos a continuación. 
Una vez dicho esto, podemos explicar los tres factores más decisivos para el sueño. El factor vigilancia activa el sistema reticular activador (SARA) determinando el estado de vigilia incluso cuando estamos muy cansados o en plena noche. En este factor pueden incluirse todos los estados de ansia y emergencia, además de sustancias como la cafeína y los fármacos que actúan manteniendo activo el sistema reticular. El factor circadiano se asegura de que respetemos las horas de sueño durante la noche, ya que el ser humano depende de su sentido de la vista y, por tanto, de la luz. Esta función la realiza el reloj circadiano, situado en el área supraquiasmática del hipotálamo. El factor homeostático mantiene un equilibrio y aumenta la necesidad de dormir en función del tiempo que hayamos estado despiertos, de este modo la necesidad de dormir será mayor si hemos estado despiertos más tiempo del que acostumbramos. 
Así pues, suponiendo que nos encontremos en un lugar oscuro, ya sea de noche o no, sin problema alguno, con la mente en blanco y tras un largo día de trabajo, estos tres factores coincidirán en activar el sistema hipotalámico del sueño e inhibir el sistema reticular activador (SARA). El umbral de respuestas a los estímulos externos se reduce y, finalmente, nos dormiremos.
Pasemos al sueño REM. ¿Quién no ha escuchado hablar de él? Imagino que nadie. 
El sueño REM debe su nombre a los movimientos rápidos que realizan ojos durante esta fase. De hecho, REM es el acrónimo de Rapid Eye Movement (Movimiento Rápido de Ojos). Durante el sueño se alternan la fase REM y la fase No-REM. La fase No-REM se constituye de tres estadios: el primero es un estadio de transición del estado de vigilia al sueño, los movimientos oculares se ralentizan y el tono muscular se reduce. Normalmente cuando una persona se despierta en esta fase, está convencida de no haberse dormido. En el segundo estadio resulta más difícil despertarse, y en el tercer estadio pasaríamos al sueño profundo, hay una ausencia de actividad onírica y movimientos oculares. La actividad electroencefalográfica registra ondas lentas y la presión arterial junto con la frecuencia y el gasto cardíaco disminuyen considerablemente. Después de este último estadio se da paso a la siguiente fase, la fase REM, también llamada sueño paradójico pues el trazado del electroencefalograma (EEG) se asemeja al estado de vigilia, sin embargo el sueño es igual de profundo que en el tercer estadio. En la fase REM intervienen movimientos oculares, espasmos musculares, atonía en los músculos que nos mantienen en una posición erguida y, por último, sueños vívidos. De modo que esta es la fase en la que soñamos. 
Las dos fases del sueño, fase No-REM y REM se alternan mientras dormimos, cada 90-100 minutos se registra una nueva fase REM,  así pues, durante un periodo de 8 horas de sueño pueden registrarse más de cinco fases REM con sus respectivos cinco sueños, aunque comúnmente se recuerda el último sueño antes de despertarnos que corresponde a la última fase REM experimentada. 
El patrón de sueño varía notablemente con el paso de los años, existen modificaciones sustanciales en el tiempo de las fases REM y No-REM. 

Ya hemos visto cómo nos adormecemos y las diferentes fases del sueño, pero, ¿por qué dormimos? Por desgracia nadie ha encontrado aún una respuesta definitiva. Se piensa que puede tener relación con la consolidación de la memoria y la recuperación cerebral, pero la explicación de por qué el sueño tiene un papel tan importante en toda especie animal sigue siendo un misterio.

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Traducción realizada por Alba Daza Molina